Se trata de un material que resulta de la combinación de cemento, agua y carbón, que posee excelentes cualidades de conductividad eléctrica.
La versatilidad de este tipo de material permite, por ejemplo, que el cemento se caliente con el paso de la corriente eléctrica a través del carbón que se le adiciona en su interior. Así, adquiere multifunciones que prometen transformar la industria de la construcción y de la energía.
El cemento mismo podría convertirse en el sistema de calefacción de edificios y casas. Se podría evitar el congelamiento de pistas de aterrizaje y carreteras. Y aún más: su respuesta, al ser sometido a una fuerza de compresión, lo vuelve un sensor inteligente, que permitiría, por ejemplo, brindar en tiempo real información estratégica sobre el peso de los transportes de carga que circulan por las rutas del país, cuantificar el flujo vehicular o, en el ámbito de la construcción, detectar microfracturas estructurales en los edificios o filtraciones de humedad.
Todas estas bondades del cemento eléctricamente conductor están siendo estudiadas en las instituciones científicas más avanzadas del mundo. Pero hay otra en particular, cuyas pruebas de laboratorio se están realizando en la Universidad Nacional de Río Cuarto, con resultados exitosos.
El trabajo de investigación de los científicos riocuartenses apunta a la producción de carbones conductores para formular un cemento eléctricamente conductor provenientes de la biomasa. Estos últimos despiertan especial atención, principalmente, por su sustentabilidad, alta disponibilidad y bajo costo relativo.
Este es el complejo desarrollo científico al que se encuentra abocado un equipo multidisciplinario de investigadores de las facultades de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales y de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto, integrado por Gustavo Cotella, Diego Gallo, César Barbero, Diego Acevedo y Mariano Bruno.
“Estamos hablando de una categoría de concreto que contiene aditivos eléctricamente conductores, que le otorgan una reducida resistencia eléctrica y estabilidad en el tiempo. Posee las características tanto de los materiales estructurales como de los materiales conductores. De allí sus potenciales aplicaciones y, por eso, se convirtió en nuestro objeto de estudio para elaborar materiales de puesta a tierra. Tiene muy buenas propiedades mecánicas, conductividad eléctrica y resistencia a la corrosión”, destacó el doctor Mariano Bruno, investigador del Conicet y docente de la UNRC.
“Nuestra propuesta es usar productos derivados de la biomasa que cumplan con los requisitos de eficiencia eléctrica y sustentabilidad ambiental”, indicó el doctor Bruno.
Y además explicó: “La biomasa posee gran potencial para suplir derivados de recursos no renovables, como los combustibles fósiles, debido a que es un producto de bajo costo y se puede emplear como precursor de energía y/o productos de alto valor agregado. Lo que estamos haciendo es fabricar un biocarbón conductor a partir de un recurso residual de la región, como es la cáscara de maní, y también a partir de la fibra de la caña de bambú”.
Se logra en dos etapas. Una primera de precarbonización, con un tratamiento térmico a 500 grados centígrados para reducir el volumen de la cáscara y eliminar los gases condensables que se desprenden mayoritariamente en este rango de temperaturas. En la segunda etapa, se obtiene la muestra carbonizada en un horno capaz de alcanzar los 1.300 grados centígrados.
“Fabricamos y probamos distintos porcentajes de carbón en una pasta de cemento y agua para evaluar las características eléctricas. En otras palabras, se estudió el umbral de percolación que exhibía la muestra, es decir, cuándo las unidades del agregado se interconectaban entre sí para formar una trayectoria de conducción continua de la electricidad”, reseñó Bruno.
Fuente: Puntal